Ayer comentábamos al respecto de una hermosa foto del aircoiris, que Dios tiene un pacto
con la humanidad para no volver a hacerla perecer por el agua. Es
cierto. Se dice que Lemuria y la Atlántida desaparecieron debido a
tremendos movimientos tectónicos que ocultaron bajo las aguas a esos dos
continentes de donde provienen culturas que aparecen en la historia
plenamente maduras, sin antecedentes civilizatorios: los egipcios y los
olmecas.
Las historias sobre el diluvio universal son eso, universales, todos los pueblos del mundo tienen su propia versión. No abundaré sobre ello. Hablaré sobre Lemuria y su fin.
Se dice que ante el desastre inminente e inevitable que se cernía sobre esa civilización, los sacerdotes y sacerdotisas se reunieron en pequeños grupos a tranquilizar a la gente mientras la muerte los abatía. Lo hicieron para disminuir el efecto que una muerte tan violenta e inesperada podría producir en esas almas, para disminuir los efectos negativos en ellas y, a través de ellas, en el Universo. Y lo hicieron cantando hasta el momento en que ellos también perecieron ahogados por las aguas de ese cataclismo.
Esta es la canción que se dice se escuchó en Lemuria al final de su tiempo, esta es la canción que entonaron los sacerdotes y sacerdotisas en consuelo y promesa de una nueva reunión: Auld Lang Syne.
Nos ha llegado a través de la tradición escocesa, pero su letra es conocida y cantada en este planeta desde tiempos inmemoriales. Aunque se atribuye a un poeta escocés, todo mundo sabe que es más antigua que la versión escocesa. La letra que más se apega al sentido esotérico que le imprimieron los sacerdotes lemures es la que se canta en Chile.
Los pueblos de habla inglesa la han trivializado entonándola generalmente en año viejo, pero los escoceses la siguen cantando con toda la solemnidad y respeto que merece una canción que rememora el fin de una civilización, la muerte de cientos de miles de seres humanos abatidos por conjunciones astronómicas a las que nuevamente nos acercamos.
Imaginen qué fortaleza se requiere para asistir al fin del mundo conocido, cantando. Realmente la música es la más grande obra espiritual del hombre.
Se dice que las almas que asistieron a ese apocalipsis retornarían para enfrentar el que se avecina. Que los amigos estarán reunidos para con toda dignidad asistir nuevamente a este ciclo de muerte y resurrección.
Les dejo la versión cantada por Susan Boyle y, aunque esta publicación se haga muy larga y con cada letra que escribo disminuyan las posibilidades de que lo lean, les anexo una traducción al español del poema:
¿Debemos olvidar una vieja amistad
Para nunca revivirla en el recuerdo?
¿Debemos olvidar una vieja amistad
Y los viejos tiempos?
Por los viejos tiempos, amado mío
Por los viejos tiempos
Tomémonos una copa más de gentileza
Por los viejos tiempos.
Y seguramente serás tu propio sostén
Y seguramente seré dueña de mí
Y tomaremos una copa de amabilidad.
Ambos hemos salvado las colinas
Y arrancado hermosas margaritas;
Pero hemos errado tanto a pie cansado
Desde los viejos tiempos.
Hemos vadeado la corriente
Desde el amanecer hasta la tarde.
Aunque un mar entre los dos haya bramado
Desde los viejos tiempos.
Por los viejos tiempos, amado mío,
Por los viejos tiempos
Tomémonos una copa más de gentileza.
Por los viejos tiempos
Toma mi mano, mi fiel amigo,
Y ofréceme la tuya,
Y juntos, bien dispuestos, brindaremos
Por los viejos tiempos.
http://www.youtube.com/watch?v=1rCZduGdax8
Las historias sobre el diluvio universal son eso, universales, todos los pueblos del mundo tienen su propia versión. No abundaré sobre ello. Hablaré sobre Lemuria y su fin.
Se dice que ante el desastre inminente e inevitable que se cernía sobre esa civilización, los sacerdotes y sacerdotisas se reunieron en pequeños grupos a tranquilizar a la gente mientras la muerte los abatía. Lo hicieron para disminuir el efecto que una muerte tan violenta e inesperada podría producir en esas almas, para disminuir los efectos negativos en ellas y, a través de ellas, en el Universo. Y lo hicieron cantando hasta el momento en que ellos también perecieron ahogados por las aguas de ese cataclismo.
Esta es la canción que se dice se escuchó en Lemuria al final de su tiempo, esta es la canción que entonaron los sacerdotes y sacerdotisas en consuelo y promesa de una nueva reunión: Auld Lang Syne.
Nos ha llegado a través de la tradición escocesa, pero su letra es conocida y cantada en este planeta desde tiempos inmemoriales. Aunque se atribuye a un poeta escocés, todo mundo sabe que es más antigua que la versión escocesa. La letra que más se apega al sentido esotérico que le imprimieron los sacerdotes lemures es la que se canta en Chile.
Los pueblos de habla inglesa la han trivializado entonándola generalmente en año viejo, pero los escoceses la siguen cantando con toda la solemnidad y respeto que merece una canción que rememora el fin de una civilización, la muerte de cientos de miles de seres humanos abatidos por conjunciones astronómicas a las que nuevamente nos acercamos.
Imaginen qué fortaleza se requiere para asistir al fin del mundo conocido, cantando. Realmente la música es la más grande obra espiritual del hombre.
Se dice que las almas que asistieron a ese apocalipsis retornarían para enfrentar el que se avecina. Que los amigos estarán reunidos para con toda dignidad asistir nuevamente a este ciclo de muerte y resurrección.
Les dejo la versión cantada por Susan Boyle y, aunque esta publicación se haga muy larga y con cada letra que escribo disminuyan las posibilidades de que lo lean, les anexo una traducción al español del poema:
¿Debemos olvidar una vieja amistad
Para nunca revivirla en el recuerdo?
¿Debemos olvidar una vieja amistad
Y los viejos tiempos?
Por los viejos tiempos, amado mío
Por los viejos tiempos
Tomémonos una copa más de gentileza
Por los viejos tiempos.
Y seguramente serás tu propio sostén
Y seguramente seré dueña de mí
Y tomaremos una copa de amabilidad.
Ambos hemos salvado las colinas
Y arrancado hermosas margaritas;
Pero hemos errado tanto a pie cansado
Desde los viejos tiempos.
Hemos vadeado la corriente
Desde el amanecer hasta la tarde.
Aunque un mar entre los dos haya bramado
Desde los viejos tiempos.
Por los viejos tiempos, amado mío,
Por los viejos tiempos
Tomémonos una copa más de gentileza.
Por los viejos tiempos
Toma mi mano, mi fiel amigo,
Y ofréceme la tuya,
Y juntos, bien dispuestos, brindaremos
Por los viejos tiempos.
http://www.youtube.com/watch?v=1rCZduGdax8